Al comparar los sitios del Ladrillo y del Cañon es claro que hay algunas diferencias fundamentales en la vida marina dominante presente. El Sitio del ladrillo es más arenosa que el sitio del Cañon y contiene corales más grandes. En contraste, el Sitio del Cañon cuenta con más algas, esponjas, hidroides y organismos de bajo perfil. Esta diferencia podría estar relacionada con la falta comparativa de restos de hierro en el Sitio del Ladrillo, resultando en menos algas turf Con menos algas turf, los corales tienen más capacidad para colonizar y por tanto no sufren los efectos perjudiciales de la cercanía a las algas turf (Cetz-Navarro et al., 2015: 2), que podrían dañar los corales simplemente por proximidad.
En el Sitio de Ladrillos, la presencia de grandes cabezas de coral y bommies indican longevidad, lo que sugiere que el sitio no sólo ha sido ambientalmente estable sino ambientalmente hospitalario para el coral durante un período de tiempo prolongado. Esta estabilidad ambiental puede relacionarse con el hecho que el sitio se encuentra protegido. Otro aspecto es que el Sitio de Ladrillo no se encuentra inmediatamente próximo al río Suárez, que desemboca en el océano en el Parque Nacional Cahuita y que frecuentemente hace que el agua sea turbia, lo que reduce la penetración de la luz solar creando stress en el coral (Cortés et al., 2010: 36). A pesar de la reducción de la visibilidad, el río aporta nutrientes vitales que probablemente permean las aguas alrededor del punto de Cahuita, lo que puede proporcionar un beneficio nutricional a los corales del Sitio de Ladrillo sin el detrimento de la turbidez. Este aumento en la carga de nutrientes, que provienen de la tierra, en general ayuda a los corales del Sitio de Ladrillo, contribuyendo a la diversidad de especies y a la existencia de un ecosistema más fuerte. Los corales más grandes y abundantes que no tienen que competir con las algas, proporcionan un mejor ambiente para los pequeños peces del arrecife, aportándoles lugares para vivir y un amplio sustento, en formas que las áreas de coral bajo no los tienen (Syms y Jones 2000: 2719).